Queridos hermanos en Cristo:
Tras el pasado cabildo de elecciones, la nueva junta de
gobierno tomó posesión efectiva de sus cargos celebrando el pertinente cabildo
de oficiales de toma de posesión el pasado 28 de julio, tal y como indican las
normas diocesanas. En dicho cabildo de oficiales se dejó patente nuestro
agradecimiento, en nombre de toda la hermandad, a quienes ha compuesto la
última junta de gobierno. Su esfuerzo y su trabajo serán recompensados, seguro,
por aquellos a los que tanto queremos: el Santo Crucifijo de la Salud y María
Santísima de la Encarnación.
No obstante, y tal como marca la normativa, el próximo
sábado día 13 del presente mes de septiembre, durante el transcurso de la
eucaristía parroquial de 20:00 presidida por nuestro director espiritual
perpetuo y párroco de la de San Miguel, Ilmo. Mon. D. Angel Romero Castellano,
tendrá lugar el acto litúrgico en el que la junta de gobierno juremos los
respectivos cargos ante nuestros titulares.
Con este acto empezamos, pues, una nueva etapa, y la
iniciamos con la alegría del enorme apoyo recibido de todos vosotros en las
pasadas elecciones. Consecuentemente, en primer lugar y en nombre de todos
quienes componemos este grupo de hermanos que está dispuesto a trabajar por
nuestra hermandad y nuestra Iglesia en estos complicados momentos que nos toca
vivir: gracias por la confianza que habéis depositado en nosotros.
Tened la seguridad de que lucharemos con ilusión por esta
hermandad a la que tanto queremos y, sobre todo, por intentar acrecentar
nuestro amor en Jesús Sacramentado, y en el Santo Crucifijo y en su bendita
Madre quienes, en definitiva, constituyen el auténtico centro de nuestra vida
de fe.
Y este grupo de personas, siempre presidido por nuestro
director espiritual, nuestro querido D. Ángel, asumirá las siguientes
responsabilidades:
Hermano Mayor: D. Martín José. Cortés Aranda
Teniente Hermano Mayor: D. Francisco Toro de la Barrera
Mayordomo: D. Juan Miguel Tinajero Mariscal
Secretario: D. Rafael Jorge Racero
Tesorero: D. Francisco Huerta Domínguez
Consiliarios: D. José María González Álvarez
D. Manuel Argumedo Fernández
D. Miguel Merino Aranda
D. Salvador Argudo Martínez
D. Francisco José Rodríguez Guilloto
D. Francisco Andrades Gil
D. Diego Álvarez Morato
D. Raúl Cortés Fernández
Este equipo de hermanos desea que aumente con la
participación de todos aquellos que, como tú, esperamos que tenga un poco de
ilusión y ganas por sacar adelante a nuestra hermandad.
Sabemos que vamos a contar con muchos de vosotros. Mientras
tanto, nos atrevemos a recordarte la ilusión con la que esperamos poderte
saludar el próximo día 13 a las 20:00 en San Miguel en la eucaristía durante la
que celebraremos el acto de toma de posesión de una junta que se pone a tu
disposición para que cuanto necesites y desees.
Asimismo queremos informarte que la hermandad participará el
próximo domingo 21 de septiembre corporativamente en el Rosario de la Aurora de
la Hermandad de las Angustias y que comenzará a las 8:15h de la mañana.
Adjuntamos, como cada semana, el Evangelio que escucharemos
este próximo domingo.
Un abrazo en el común amor a Jesús Sacramentado.
LA JUNTA DE GOBIERNO
Evangelio
Evangelio según San Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
-«Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el
Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así
tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga
vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no
perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque
Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
se salve por él.»
Comentario
El diálogo con Nicodemo es una de las estampas más
significativas del evangelio de Juan. Nicodemo, desde "su noche",
viene -según el evangelista- a encontrarse con Jesús ¿por qué? Habría que
pensar en el trasfondo de la comunidad joánica, así como en el acercamiento de
algunos judíos a los cristianos, para poder entender esta escena. Hubo
enfrentamientos muy fuertes entre judíos y cristianos, y esto se refleja en
este evangelio. Pero también hubo judíos que con toda su carga religiosa y su
tradición querían buscar la verdad, la luz, el agua viva, el nuevo maná. Los
israelitas en el desierto protestaban contra el maná y vinieron serpientes.
Estos conceptos teológicos son muy propios del evangelio de Juan.
En concreto, los vv. 13-17 corresponden a una reflexión
teológica, sobre palabras de Jesús, que tienen una carga soteriológica de
envergadura. Aquí se ha querido ir más allá de lo que el mismo Jesús pudo decir
en su vida histórica. Porque no podemos olvidar que este evangelio se construye
con una ideología soteriológica que se pone de manifiesto desde la misma
presencia de Jesús en la "encarnación". Jesús es el
"revelador" de la salvación y quien se encuentra con él y cree en él,
se encuentra con la vida. El texto, además, intenta superar la escena
religioso-culturalista de la primera lectura (Núm 21,8). Ahora los hombres no
tienen que mirar a una serpiente en su "abrasador" (saraf: cf Is
30,6), sino al trono de la cruz, donde ha sido elevado el Hijo del hombre.
Ahora la salvación no queda en mirar a un animal venenoso, por mucho simbolismo
que tuviera en la antigüedad y en la Biblia.
En la cruz está el "hijo del Hombre". El
"abrasador" es una cruz que los hombres han levantado para quien
revelaba a Dios de una forma nueva e inaudita. Y esto lo explica la teología
joánica como "amor" de Padre al mundo. Es, probablemente, la
afirmación soteriológica más decisiva de estas palabras del evangelio. El Hijo
de Dios ha venido entregado por el Padre "para salvar" al mundo. El
mundo en San Juan son los hombres que no aceptan el proyecto salvífico de Dios.
Bien, pues ese Dios no odia al mundo, sino que lo ama y así lo muestra en el
misterio de la entrega del Hijo. Podríamos atrevemos a decir que el texto
evangélico de hoy es una "versión" joánica del himno de la carta a los
Filipenses, ni más, ni menos. Con un trasfondo distinto, pero que viene a misma
verdad.
Se ha dicho que este es también un texto de profundo calado
escatológico, muy propio de la teología joánica. ¡Es verdad! El juicio de
nuestra salvación futura no es una decisión jurídica y enrevesada de última
hora ante un ficticio tribunal divino. Esa es una imagen apocalíptica poco
feliz. Es en el presente donde se está decidiendo nuestro porvenir salvífico.
Ello es posible al aceptar por la fe al que ha sido "elevado a lo
alto", en la cruz, donde se inicia su gloria. En la teología del cuarto
evangelio la elevación en la cruz es la glorificación; por eso se permite
proclamar: "y yo cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia
mí, Decía esto para significar de qué muerte iba a morir." (Jn 12,32-33).
Toda una garantía que teológicamente es irrenunciable: el Dios de nuestra
salvación es un Dios que ama al mundo que lo rechaza. No un dios perverso o
rencoroso. Es un Dios que quiere ser aceptado, que quiere ser amado, desde el
amor que Él mismo ha mostrado en su Hijo entregado hasta la muerte en la cruz.
Esa es su gloria esa es nuestra garantía.
Comentarios: Fray Miguel de Burgos Núñez. Lector y Doctor en
Teología. Licenciado en Sagrada Escritura
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