jueves, 11 de julio de 2013

DIOS LO ESTÁ LLAMANDO… (A Paco Bazán, Cofrade)



Papá, me acaban de llamar. María y Cristina se van para el hospital porque su padre está peor. Me piden que recemos por él”.

Era mi hija. Acababa de recibir la noticia de un empeoramiento que todos en el fondo esperábamos, aunque siguiéramos aferrándonos a la esperanza de que un milagro era posible y a la convicción de que tantas oraciones de tantísima gente tenían que servir para algo.

Había que confirmar la noticia y llamé, como siempre a Esteban, el amigo de Paco, el auténtico amigo que a todos nos gustaría tener: “Está recibiendo la Unción de los enfermos”  me comunicó quién ha vivido en primera persona el sufrimiento, la auténtica pasión de su hermano mayor.

Fui mandando correos a gente, a mucha gente: “Paco está recibiendo la Unción de los enfermos. Tenemos que rezar por él”.

Y se inició una cadena inmensa de oraciones, de peticiones, de ruegos. Mi amigo Gonzalo, un profesor universitario valenciano que ama a Jerez y a sus gentes, empezó a mover a sus amigos, a sus contactos de cualquier parte del mundo. Desde Montreal hasta Copenhague, desde Arzobispos hasta conventos de clausura. Era la Iglesia entera, la Iglesia universal, la que se unía en oración por nuestro amigo.

Tenía que suceder el milagro. Ya hemos vivido otros, ¿porqué no va a permitir Dios uno más? ¿por qué vamos a vivir sin esperanza?

“Dios lo está llamando”. Este fue el mensaje que recibí de un sacerdote amigo que se encuentra, día a día, con la realidad de la muerte, con el sufrimiento de quienes nos quedamos aquí.

Eran solo cuatro palabras, pero cuanta verdad había en ellas.

Nosotros pidiendo a Dios por Paco y ya Dios había decidió llamarlo a su lado. Nosotros asiéndonos, agarrándonos a la fuerza de la oración para pedir por una vida que ya Dios había decidido que fuera plena, que fuera completa, que fuera de luz y de paz, que fuera de amor absoluto a la derecha del Padre, en el lugar de los elegidos, junto a los hombres buenos, entre quienes pasan a ser nuestro ejemplo.

Si, Dios lo estaba llamando. Y Paco, una vez más, obedeció su llamada. Una vez más, atendió a ese enorme corazón rebosante de amor a Cristo, aún a costa del sufrimiento de su familia, aún a costa del dolor de un montón de gente que lo quería, que lo quiere.

Si, Dios lo estaba llamando. Y Paco fue, y llegó al cielo, y abrazó a su hija, y se fundió en un abrazo con ella, y caminó hasta el Calvario, y cogió la Cruz del Hijo de Dios  caído de bruces en las pedregosas losas de una calle cualquiera de Jerusalén, y le ayudó a levantarse, y se lo acercó a su Madre de los Dolores que unía sus manos en oración suplicante, y se convirtió en su cirineo hasta el Gólgota, y asistió a la muerte de quién, desde entonces, es Salud, auténtica Salud para todos nosotros.

Si, Dios lo estaba llamando. Y Paco fue. Y Paco está allí, junto a Él. Y lo sabemos. Y lo podemos demostrar: “Luis, dile a la familia de Paco que no pido más por el eterno descanso de su alma, porque he recurrido a su intercesión para obtener un favor, y me lo ha concedido. Luego está en el cielo. Ya te contaré más despacio”

Este fue el correo que recibí de un amigo y que, algún día, entregaré cuando obtenga su permiso y a quién sea necesario.

Paco, mi amigo de verdad, el amigo de tanta gente que lo quería por muchas, muchísimas y buenas razones, está en el cielo porque Dios así lo quiso, lo llamó a su lado y él, como siempre, acudió a su llamada.

Hasta siempre querido hermano. Hasta siempre si Dios, algún día, me permite la dicha de poderte dar un abrazo.

LUIS CRUZ DE SOLA

La foto está sacada de la web www.sentimientocofrade.net y está realizada por Antonio Montesinos

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