sábado, 11 de octubre de 2014

Domingo 28 T.O.



Estimados hermanos:

Adjuntamos el Evangelio de este próximo domingo y le recordamos a continuación los actos que vamos a tener durante este mes.-

El próximo domingo día 12 acompañaremos por las calles de Jerez a Ntra. Sra. del Rosario desde el Convento de Santo Domingo en su salida procesional, a partir de las 19,00 horas.-

Con motivo del décimo aniversario de la CASA DE HERMANDAD, el próximo día 25 sábado celebraremos una CONVIVENCIA a partir de las 12,00 horas para celebrar dicha efemérides y tendremos un coloquio con los profesionales que dirigieron el proyecto de construcción de la magnífica casa que podemos disfrutar diariamente.-

Les comunicamos igualmente que ya está disponible para su adquisición y venta las participaciones de la LOTERIA DE NAVIDAD del presente año. El número que jugamos es el 13.563 .-

LA JUNTA DE GOBIERNO


Evangelio

Evangelio según San Mateo  22, 1-14

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

-«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran:

"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.

“Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda."

Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?"

El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes."

Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»

  
Comentario

En esta parábola el Señor resalta la insistente voluntad de Dios Padre que llama a todos los hombres a la salvación (el banquete es el Reino de los Cielos) y la misteriosa malicia que se encierra en el rechazo voluntario de esta invitación: tan grave, que merece un castigo definitivo. Ante la llamada de Dios a la conversión, y por lo tanto de la aceptación de la fe y de sus consecuencias, no hay intereses humanos que puedan oponerse razonablemente. No admite excusas.

Los Santos Padres vieron en los primeros invitados que aparecen en la parábola al pueblo judío: el pueblo que Dios se había reservado. Con la venida de Cristo, se amplían los invitados y se llama también a todos los gentiles: toda la humanidad –judíos y gentiles- están invitados a participar del banquete.

El rechazo de la llamada amorosa de Dios por parte de los israelitas, debida a la indiferencia o a la hostilidad, les llevó a la perdición. Pero también los gentiles deben corresponder fielmente a su llamada para no ser arrojados “a las tinieblas de afuera”.

“La boda, es la boda de Cristo con su Iglesia, y el traje es la virtud de la caridad: entra por tanto a las bodas, pero sin el vestido, quien tiene fe en la Iglesia, pero no posee la caridad” (San Gregorio Magno, In Evang. Hom. 36). Quien rechaza el amor de Dios depositado en el corazón del creyente.

El traje de bodas indica, en general, las disposiciones con las que se ha de entrar en el Reino de los Cielos. Si alguien no las posee, aun perteneciendo a la Iglesia, será condenado cuando Dios juzgue a cada uno. Estas disposiciones son, en resumen, la correspondencia a la gracia, a las llamadas y dones que constantemente regala el Señor.

“Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Un extraño sentir hace que sean muchos quienes duden de esta posibilidad en la vida del hombre, al final de su existencia terrena habrá premio o castigo. Así lo recuerda el Concilio Vaticano II: “Pero como no sabemos el día ni la hora, por aviso del Señor, debemos vigilar constantemente para que, terminado el único plazo de nuestra vida terrena (cf. Heb 9, 27), si queremos entrar con El a las bodas, merezcamos ser contados entre los elegidos (cf. Mt 25, 31-46), no sea que como aquellos siervos malos y perezosos (cf. Mt 25, 26) seamos arrojados al fuego eterno (cf. Mt 25,41), a las tinieblas exteriores en donde habrá llanto y crujir de dientes” (LG n.48).

“Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.” Estas palabras no contradicen, en modo alguno, la voluntad salvífica universal de Dios. En efecto, Cristo en su amor por los hombres, busca la conversión de cada uno de ellos con infinita paciencia. Esta doctrina es la enseñada por San Pablo cuando dice que Cristo nos amó y “se entregó a si mismo por nosotros como oblación y víctima” (Ef 5, 2). Cada uno de nosotros puede afirmar: Cristo “me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2, 20). No obstante, Dios, en su infinita sabiduría, respeta la libertad del hombre, que tiene la tremenda posibilidad de rechazar la gracia (cf. Mt 7, 13-14)

Continuamos el mes de octubre, mes del Rosario. Mantengamos en empeño de profundizar en esta devoción que nos introduce en el corazón de la Virgen y, por tanto, en el de la santidad cristiana.

Comentarios: Rvdo. Sr. D. Manuel Gordillo Cañas, Pbro. Párroco de la de San Roque de Sevilla


La imagen es un dibujo de N.H.D. Esteban Sánchez Aránega de nuestra casa hermandad

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